la chica con un solo ojo

Un reflejo cada vez más tenue producto de una flaqueza profunda, ha sido desde hace mucho el inicio menos glamoroso de mis planes, sin embargo, pensar que uno puede desandar lo andado, como estirar el hilo de un tejido es ridículo, lo que quedan... ojos deslumbrados, reflejos borrosos y la confusa calma del día siguiente.


Cuando recordé como había salido de mi más terrible encrucijada, colgué sobre mi piel los pedazos que habían quedado de esa masa apacible pero necia que llamaba corazón.

No hubiera podido soportar la desdicha por si sola de no haber sido porque el meollo del problema quedó cubierto por tierra, granizo, ceniza y toneladas de enfermedades urbanas. Tal vez las desdichas más grandes suelen cubrirse/curarse de esa única y simple forma, con polvo y aspirinas.

Ni mis más cercanos o lejanos muertos me lo hubieran permitido. La noche que durmieron sobre mi pecho, desdeñosos terminaron contándome al oído que habría sido abandonada, dejada en medio de la nada con mi apéndice existencial a cuestas, convirtiéndome en la chica con un solo ojo. Aquella, la de la patética posibilidad encontrada en un pozo, la del desquite cuando le han advertido hasta en sueños que no lo haga. Alguien que tiene un sólo lado de la historia, esperando ser consolada por los perros más feroces de cualquier disparatada imaginación.

La chica con un solo ojo… a la espera de una luz esquiva que tacha una y otra vez en el error.

Mis muertos, quienes durmieron esa noche en mi pecho, no me lo hubieran perdonado.

la cena de los carnívales


(sobre la convivencia social en tiempos de carnaval)

Cuando los carnívales llegan, arrasan con los menús de los restaurantes. Los periódicos vuelan por los aires y se preguntan seguido la noticia del momento. Un culebrón mexicano ronda sus carnes y los aromas se penetran en una lucha inmóvil.
Abren las bocas y les rebotan en el rostro los globazos, acuciantes envoltorios de condimento rondan, intermitentes movimientos los detienen, luego caminan como si la maleza de alrededor fuera tras otros.
La noticia del momento se llama: mordiscos. Cuando caen en cuenta de la temporada, embalsaman sus cuerpos, terminan sólo con aromas, se comen y lento, se degluten, luego pestañean eliminando con un mondadientes lo que queda. Finalmente, la noticia del momento se va con una servilleta.
Los carnívales fastidian al destino, buscan soles durante la noche, joden al destino y sus paralelos como si fueran ellos mismos, así de fácil, como jugar ruletas con manos ajenas, se chupan cada dedo satisfechos, chocan vasos se zarandean con las bandas.
Luego de verse y removerse de todo lado, sus aristas chocan, entonces, ni siquiera el agua puede ablandar esa piel, avanzan (im)prudentes, limitados de espacio, con cara de saciedad, apenas y se miran antes de devorarse.

tripas secas

Recuerdo aquella primera vez en la que crucé a la vereda sobre la cual caminaban, parecía que el mundo había sido recortado en dos. Mis piernas se manejaban hipnotizadas, a cada paso quería aplastar el universo con las suelas. Parecían un cuadro sin marco, sonreían como para concurso.

Tenía la saliva congelada... lo último que se me ocurrió fue hablar. Un líquido amargo inundó mi boca, la lengua empezó a colgar como péndulo de hielo, sentí que mis tripas se habían quedado en algún lugar fuera de mi cuerpo.

Así fue aquella primera vez en la que crucé a su vereda. Y así fue como mis tripas terminaron embalsamadas lejos, siendo contenidas por algún latón frío o alguna batea plástica, cobijadas por cualquier masa más afable que mi cuerpo.

Ahora se encuentran tiernamente mansas y lejos de todo lo que yo ni siquiera sospechaba podría haberles ofrecido.

Desde ese día reposan, aprenden a filtrar los pasos que doy sin lanzar arcadas de melancolía, sólo por que si, en cualquier lugar.

noche todo el día



Sin temor a extraviar la ropa me bordaré encima/ estrellas de una noche cualquiera/ frente a un escenario me plantaré/ cualquiera/ inmensos en un camino/ mis vestidos olvidarás/ ondularán en el viento/ en la pampita desprotegida saltando sobre bicicletas de borrachos / pajarracos te detestan por todo el mundo / los ecos ni te conocen y ya te detestan /estrellas extraviadas parpadean en la noche / picotean mis manos /pajarracos despelucados llenos de agua y sed /yo también te detesto / tal vez dormitemos / será /esa noche será todo el día.

hoy jueves miento


Hoy me fumo y no tengo ganas.

Siento macurca, pero con el cansancio sólo me fumo. Bailo mirando el piso y caigo en cuenta de mi sordera, me quito los apellidos y no formo parte del malicioso plan de nadie, soy antagonista y Chavela desertora, tomo tequila con las barbies de mi infancia. Limpio mis ojeras habiendo olvidado comerme las uñas.

Soy varias en uno y promulgo sentirme contenta el día que sea dos y no más.

Hoy soy mercado parlante y suertecita enlatada, se me cae a pedazos la cintura y trastocan mis pies descalzos una alfombra de fotografías encajonadas, no soy de ningún parentesco social en la puta vida social de la sociedad, etiqueto gente como mi wak’a literaria y yo soy una waca waca.

un mundito sin cabeza







en ella se vulneran las verdades más insólitas
del ámbito más reducido,
el suyo unicamente

... despertar



Después de años de vivir en un mundo de finanzas y números, después de jubilarse y llevar adelante todos los trámites de rigor, ella se dió cuenta que debería haber sido artesana, que debió sumergirse en un caos psicodélico y probar todas las drogas del mundo, menearse con la samba afroboliviana y dejarse llevar por las explosiones nómadas de viajar por la vida, así nada más, un día se dio cuenta, a pesar de cargar un mundo pequeño, pequeñísimo.
Después de años decidió jugar a las trenzas con mis cabellos y estironear zapatos con los perros, su eterna obstiación de chalpaquear en la lluvia toda descalza, después de años nos miramos a los ojos y de reojo pensamos que aún podemos engañarnos y lo hacemos... luego, nos descubrirnos por las noches.

Hoy se llena de hilos de colores y desparramando dientes de choclo pasea en la casa siempre casa, nunca antes tan casa.