un yo desfragmentado



Conflictos internos siempre.
Imaginen la escena de verse frente a un espejo, imaginene que en el reflejo se ve a los costados un "yo" bueno y otro "yo" malo. Particularmente siento que en mi reflejo tendrían que existir por lo menos tres figuras más flotando a mi alrededor, un "yo razonador" (ese me fastidia), divaga y divaga esperando llegar a alguna conclusión, tratando de vislumbrar la mejor respuesta, analiza todo para no meter la pata, mientras, se le va el tren y descubre que, ciertamente, no ha metido la pata pero ha perdido mínimo tres días y sus respectivas noches con la misma idea que podía haber desechado desde el principio. Existe otro "yo" soñador y enamoradizo, trata de convencerme que lo mejor es ir por la vida explotando el lado romántico de las cosas (este ya me ha metido en serios problemas, también me fastidia), este es especialista en agonías sentimentales y el estúpido impulso de querer arreglar las cosas siempre, entonces, ahí voy por la vida, haciéndole caso a este yo miserable que quiere poner la otra mejilla siempre, fuerte y aguantador de lo que debería mandar al demonio para ya no perder más tiempo y muchas veces lágrimas. Existe todavía otro "yo", éste en los últimos años se ha vuelto de lo más radical, un "yo" que me dice: ¡huye ahora que puedes, carajo!, lárgate sin ver a los ojos de nadie, apaga el celular y arranca el cable del fijo, emborrachate hasta las patas y olvidate de todo, deja que algo misterioso solucione todo y hazte pepa de ahí. Los momentos de estos "yo" pueden ser directamente e indirectamente proporcionales, correlativos o totalmente excluyentes, a veces todos huyen y se crea un nuevo "yo". Son impulsos absurdos, casi siempre, rondando a mi alrededor.
He estado pensando que no es solo una de las varias personalidades más absurdas que habitan en mi, la que ha estado quitandome algo. No se que.
Todas y cada una de mis manías más intolerables siempre ha estado arrebatándome un pedazo de lo que debería ser y no es, algo que podría convertirse en la mejor solución termina siendo la huevada más cercana. Cada uno de mis desvaríos y derrapes mentales ha alejado algo mío, que nunca llego a conocer, pero que yo se: me pertenece.
Un centro de gravedad mental que suele delirar, evita confrontaciones, al mismo tiempo se desespera por cerrar puertas, desconocimientos diarios, un mundo de sensaciones que reaccionan de forma diferente, un "yo" des fragmentado que ataca como remolino para matizar el cotidiano.

En la fotografía, la imagen que un amigo confundió conmigo, podría ser mi gemela buena pasando frío en algún lugar totalmente desconocido y recóndito para mi, tal vez, conflictuada camina escuchando las voces de sus diferentes "yo".

2 comentarios:

javier dijo...

Es cierto, esos rostros que construimos se contradicen y es cierto que día tras día tenemos que lidiar con nosotros mismos, creo que es la pelea más terrible, pero que bueno que identifiquemos al espejo, a nuestros demonios, a nuestros ángeles. Se que es un texto muy íntimo pero sabes muchas veces o casi siempre, se cuadricula también mi espejo y prefiero olvidarme. Me sobresaltó tu texto. felicidades dani.

pietila dijo...

Gracias Javi, esta bueno conocerse y hasta desconocerse a veces, para volver a descubrir qué lleva uno dentro, ya que los cambios van junto con nosotros y nuestra vida.