... en esos días


… y, con el cielo, las estrellas, los misteriosos astros y la concupiscencia, tornados eternos apagaron y atizaron el fuego las veces que les vino en gana.
Regresaron a la normalidad y conocieron la suerte, como el único papel en blanco que no había sido destruido, como la única oportunidad certera para caer en la trampa y delirar con los ojos abyectos de terror, conocieron la luminosidad que sólo otorga lo simple de la vida.

En esos días, cantabamos, bailábamos y asaltábamos casas en la ciudad.

... vidami!







abrázame en la distancia.


era una flor de tierra,
hija de una flor de tierra.


Con el paso de los años, mientras crecían los árboles de la entrada, algunos morían sin razón, nacían flores en los jardines, otoñaba y llegaban las primaveras, cada año sin falta, pasó tanto, sobretodo días, con el paso del tiempo la abuela se convirtió en una niña.

las chicas tímidas

Las chicas tímidas suelen llenar sus bolsos de canciones pasadas, cuentas borradas y sobretodo cosas olvidadas. No les gusta cocinar, pasan los días largos y cortos mezclandolos con acontecimientos y estancamientos, repasan sus melodías y duermen.

Las muchachas tímidas se envuelven el cuello con bufandas y esconden la cabeza cuando nadie se da cuenta, meditan bajo la ropa y salen con el rostro enrojecido por el calor, extienden las manos y dejan caer pétalos que han estado ocultos todo el día. Los días eternos conviven con pimienta y sal en los puños, a veces huelen a especias y suspiran hasta estornudar.

Las doñitas timidas tampoco cocinan, esperan los días que pasan largos y cortos, todos ellos mezclados con los tacones y tacitas de té llenas de superficialidad y evación fácil de todo, o casi todo, llevan botones por toda la ropa y sujetan a su cuerpo todos los pendientes del día, cuando llega la noches dispersan sus dudas, besan cuanto ven y duermen.

Las niñas tímidas se desnudan en las plazas principales y besan a cada desconocido, corren en círculo y entierran los ojos en si mismas, se embarran de besos, suspiran muy suavemente, atacan los cuellos, se callan y casi detienen la respiración por completo, no se atreven a nada más, no vaya a ser que alguien las quiera detener.

un yo desfragmentado



Conflictos internos siempre.
Imaginen la escena de verse frente a un espejo, imaginene que en el reflejo se ve a los costados un "yo" bueno y otro "yo" malo. Particularmente siento que en mi reflejo tendrían que existir por lo menos tres figuras más flotando a mi alrededor, un "yo razonador" (ese me fastidia), divaga y divaga esperando llegar a alguna conclusión, tratando de vislumbrar la mejor respuesta, analiza todo para no meter la pata, mientras, se le va el tren y descubre que, ciertamente, no ha metido la pata pero ha perdido mínimo tres días y sus respectivas noches con la misma idea que podía haber desechado desde el principio. Existe otro "yo" soñador y enamoradizo, trata de convencerme que lo mejor es ir por la vida explotando el lado romántico de las cosas (este ya me ha metido en serios problemas, también me fastidia), este es especialista en agonías sentimentales y el estúpido impulso de querer arreglar las cosas siempre, entonces, ahí voy por la vida, haciéndole caso a este yo miserable que quiere poner la otra mejilla siempre, fuerte y aguantador de lo que debería mandar al demonio para ya no perder más tiempo y muchas veces lágrimas. Existe todavía otro "yo", éste en los últimos años se ha vuelto de lo más radical, un "yo" que me dice: ¡huye ahora que puedes, carajo!, lárgate sin ver a los ojos de nadie, apaga el celular y arranca el cable del fijo, emborrachate hasta las patas y olvidate de todo, deja que algo misterioso solucione todo y hazte pepa de ahí. Los momentos de estos "yo" pueden ser directamente e indirectamente proporcionales, correlativos o totalmente excluyentes, a veces todos huyen y se crea un nuevo "yo". Son impulsos absurdos, casi siempre, rondando a mi alrededor.
He estado pensando que no es solo una de las varias personalidades más absurdas que habitan en mi, la que ha estado quitandome algo. No se que.
Todas y cada una de mis manías más intolerables siempre ha estado arrebatándome un pedazo de lo que debería ser y no es, algo que podría convertirse en la mejor solución termina siendo la huevada más cercana. Cada uno de mis desvaríos y derrapes mentales ha alejado algo mío, que nunca llego a conocer, pero que yo se: me pertenece.
Un centro de gravedad mental que suele delirar, evita confrontaciones, al mismo tiempo se desespera por cerrar puertas, desconocimientos diarios, un mundo de sensaciones que reaccionan de forma diferente, un "yo" des fragmentado que ataca como remolino para matizar el cotidiano.

En la fotografía, la imagen que un amigo confundió conmigo, podría ser mi gemela buena pasando frío en algún lugar totalmente desconocido y recóndito para mi, tal vez, conflictuada camina escuchando las voces de sus diferentes "yo".